domingo, 20 de febrero de 2011

Machu Picchu. Nuevo acceso de los andenes orientales

Por Flor Huilca y José Víctor Salcedo.
Todos los caminos también llegan a Machu Picchu. Puede ser por el serpentín carretero, por el Camino Inca –más largo, más gratificante, pero también más esforzado– por los interminables escalones que ascienden desde el río Vilcanota, y ahora también por los Andenes Orientales, un conjunto arqueológico que bordea la zona nororiental (vecina al serpentín) de la montaña donde se erige la ciudadela de los incas.

Los Andenes Orientales permanecieron silenciosos en los bosques de Machu Picchu hasta 1980, en que la Dirección Regional de Cultura del Cusco empezó a recuperarlos.

Hoy en día, cuatro de los cinco sectores que componen todo el conjunto arqueológico, están listos y podrán ser apreciados por los visitantes desde abril, como parte de las celebraciones por el centenario de la llegada de Hiram Bingham.
Los Andenes Orientales son una obra maestra tallada en piedra, que  abarca más de tres hectáreas y que
agiganta la proeza de los constructores de Machu Picchu.

El conjunto de los andenes está atravesado por una red de canales que garantizaban el riego de los cultivos todo el año, una magnífica red de drenaje, fuentes ceremoniales, escaleras y un camino inca que conduce hasta la ciudadela inca.

Piedad Champi Monterroso, arqueóloga responsable de los trabajos de puesta en valor, explica que el primer sector de los andenes es conocido como Catarata, por la similitud de las terrazas a formaciones producidas por caídas de agua. Su construcción es todo un desafío al peligro, pues los constructores incas tuvieron que dominar los farallones de esta empinada montaña como cimiento de sus construcciones. Al filo mismo de la roca, levantaban el muro de los andenes.

Los trabajos de restauración en esta zona fueron los más complejos y demandaron una gran pericia. Los obreros del INC tuvieron que trabajar en condiciones similares a la de sus antecesores incas, suspendidos en cuerdas por los acantilados y cargando sobre sus espaldas los materiales de construcción, pues no se permite el acceso de maquinaria hasta la zona de trabajo.

En los sectores 2 y 3 se observan andenes curvados y distribuidores de agua que permiten evacuar las torrenteras provocadas por la lluvia hacía el Vilcanota, sin afectar los andenes. Es el sector cuatro, sin embargo, es donde los hallazgos fueron más sorprendentes. Se rescataron seis fuentes de agua ceremoniales en medio de la maleza.

Si bien la construcción de los andenes es una demostración del dominio inca en ingeniería hidráulica, el uso de las terrazas lo es también para la agronomía. Las terrazas, que se hicieron con fines de cultivo, tienen una base de piedra para poder filtrar el agua de riego y de la lluvia, y luego se llenaba de una tierra negra para garantizar una buena producción.

Fernando Astete Victoria, jefe del Parque Arqueológico de Machu Picchu, comentó que los Andenes Orientales fueron estratégicamente construidos con dos finalidades: para garantizar la alimentación de los habitantes de la ciudadela inca con productos variados debido al manejo de microclimas, y para hacer de muro de contención de la ciudadela, pues la zona tiene un clima templado y de mucha lluvia.

Fernando Astete atribuye la construcción de Machu Picchu y de los Andenes Orientales al periodo del Inca Pachacuteq, el más grande reformador del Imperio de los Incas. Sostiene que en el año 1440, dos años después de haberse ceñido la Mascaipacha (símbolo del poder), ordenó construir la ciudadela, con zonas agrícolas importantes. Su gran obra quedó interrumpida porque los obreros incas se sumaron a la guerra civil entre Huáscar y Atahualpa, y posteriormente a la resistencia de Manco Inca contra los españoles.

Ello puede notarse en el recorrido por los Andenes Orientales. En el sector 1, la zona más cercana a la ciudadela inca, aún quedan las grandes rocas que sirvieron de canteras para la edificación y las piedras talladas en diferentes tamaños que seguramente hubieran servido para llegar con los andenes hasta la misma zona de Machu Picchu.

Una vez que se culmine con las obras en el sector cinco, este patrimonio será integrado al circuito turístico de la ciudadela, lo que permitirá descongestionar la sobreoferta de visitantes que ingresa a la maravilla inca.
Solo para visitar los Andenes Orientales se requiere, al menos, de medio día. Hay dos formas de llegar a este complejo: la primera partiendo de la propia ciudadela de Machu Picchu cuesta abajo, y la segunda ruta empieza en el Puente Ruinas– que cruza el río Vilcanota– en dirección ascendente hacia la ciudadela. Sin duda un acceso espectacular para conocer esta maravilla.

Datos
Nuevo acceso. En abril próximo se abrirá el circuito de los Andenes Orientales como nuevo acceso para los turistas que visitan Machu Picchu.  Se trata de una ruta alternativa a la carretera usada por los buses que trasladan a los turistas desde el poblado de Aguas Calientes y que contaminan el medio ambiente del Santuario Histórico.

Impacto paisajístico. La visita a los Andenes Orientales permitirá gozar del impacto paisajístico del Santuario Histórico de Machu Picchu, con las construcciones incas rodeadas del bosque nuboso tropical.

Fuente: La Republica